HIJO DE LADRON

Recuerdo pocas cosas de aquel libro de Manuel Rojas. Lo leí hace muchísimos años ya. Más algo en particular me tocó el alma y lo recuerdo de cuando en cuando.
Este hombre deambulaba por las playas de Valparaíso recogiendo comida, zapatos, lo que fuera. Fué tomado preso, enfermo, muy enfermo... y dijo algo así: qué fácil es seguir con vida. Basta respirar. O al revés, qué difícil es morir, basta respirar para mantenerse con vida.

Lo recuerdo esta noche porque he sido declarada persona non grata. No es novedad. Lo sé hace mucho tiempo, y así, hace mucho tiempo voy tras la muerte escurridiza. Qué dificil es morir.

Qué difícil es morir